Un pastor en tiempos de guerra

CapellanLos libros de un ministro hispano enrolado en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos.

En estos días el ejército de los EE.UU. envió a decenas de capellanes militares a Fort Hood, en Texas, para lidiar con el dolor y el trauma causado por la masacre de 13 personas y decenas de heridos, luego de que un tirador abrió fuego contra un grupo de soldados.

¿Capellanes militares? En el ejército norteamericano un capellán ofrece apoyo espiritual y pastoral al personal de servicio. Sin embargo, se conoce que hay una gran demanda de capellanes, y que es un trabajo que muchos pastores evangélicos no quieren desempeñar.

José L. Serrano es un pastor portorriqueño con más de 25 años de experiencia, que vive en Alaska y ejerce como capellán de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. Como parte de su ministerio, Serrano ha viajado por todo el Medio Oeste y está en capacidad de comprender de primera mano cómo deben ser tratadas las personas en medio de un acontecimiento crítico y de un ambiente brutal como la guerra.

Basado en su rica experiencia, Serrano está escribiendo un libro, cuyo título provisional es De pastor a capellán, donde narra la historia de un ministro cristiano puertorriqueño que sirvió como capellán en la guerra de Irak.

El capellán Serrano nunca pensó que Dios lo había predestinado para usarle como instrumento y ministrar profundamente a muchas personas y, de paso, transformar su propia vida y convertirlo en el soldado de Cristo que es hoy.

Durante los doce meses que pasó en Irak y las circunstancias que lo rodearon vivió experiencias inolvidables y vio de forma patente el poder del Espíritu Santo.

“Convivir con miles de soldados quienes su principal interés no es precisamente buscar las cosas o los caminos Dios, entender sus conflictos, influenciar en ellos y mantener un testimonio espiritual vivo dentro de una pluralidad de creencias, es una difícil tarea”, nos cuenta Serrano.

“El capellán es el hombre que representa la vida espiritual de un batallón o de una brigada, y es quien debe conocer la condición moral de los soldados; también debe conocer la dirección que Dios desea dar a los hombres bajo su cuidado espiritual, hombres que son llamados a asumir como responsabilidad la defensa de toda una nación, en terrenos y situaciones peligrosas”, dice.

“Dentro de este servicio se vive la experiencia de tener que alentar al caído y consolar a aquellos que han perdido a un ser querido. El oficio del capellán implica mantener una tenaz fortaleza espiritual, mental, emocional y física. Además de los cambios que acontecen en la vida personal del capellán, aquellos que le rodean también deben pasar por experiencias transformadoras. El capellán, además de ser el hombre espiritual para los soldados, también es esposo, padre, amigo y sobre todo ministro de Dios. Por lo tanto, mantener la fe, la confianza, la integridad, el respecto, la influencia positiva y la pasión es de vital importancia para el hombre que sirve como representante de Dios en las fuerzas armadas y a quien Dios escogió para convertirlo en capellán”, opina Serrano.

¿Qué oportunidades de realización ministerial tendría un joven pastor hispano de los Estados Unidos al alistarse como capellán?
 
“Las oportunidades dentro del ministerio de capellanía son de gran envergadura y pueden servir para ensanchar la capacidad ministerial y profesional de cualquiera que desee asumir el reto. Le da al ministro la ocasión de ser una influencia positiva, pues trabaja con personas de diversas creencias religiosas. Su presencia sirve como púlpito para influenciar en la vida de muchos, tanto cuando estamos en los cuarteles como cuando tenemos que salir con las tropas a alguna misión.
 
“Los soldados y sus familiares necesitan del capellán para ayudarlos en su caminar espiritual. Tenemos muchos creyentes dentro del ejército que sus esposos o esposas sirven también como soldados. Todas estas familias necesitan del evangelio, y necesitan de una presencia positiva para guiarlos en su jornada espiritual.

“Cuando se está en la zona de combate, hay muchas necesidades para ministrar, y especialmente aquí es donde muchos vienen a los pies de Cristo. Cuando estuve en Irak, ministré por un período de seis meses a pastores y hermanos de Uganda que estaban estacionados allí juntamente con las tropas norteamericanas. Eran tropas enviadas por las Naciones Unidas para servir junto a nuestros soldados.

“El capellán es siempre bien visto donde quiera que se pare. A esto le llamamos «ministerio de presencia» que es lo que hace el capellán cuando visita las tropas. Todos aprecian al capellán, y esto hace único el ministerio de la capellanía militar. Estoy seguro que para cualquier ministro joven es la oportunidad de que su ministerio pueda subir a otro nivel. Creo que el que vuela con águilas se convierte en águila. Si un ministro siente que Dios lo está llamando a este ministerio no debería esperar, pues hay mucha necesidad. Hay que considerar que el ministro debe tener por lo menos un grado universitario de una maestría, en la que 72 horas sean en Teología, además tres años de experiencia en algún ministerio pastoral”.

¿Qué diferencia podría hacer un capellán evangélico en una tragedia como la de Fort Hood o en el frente de guerra?

“Cuando ocurren tragedias como la que aconteció en Texas, la presencia del capellán es de mucho valor. A las personas hay que ministrarles tanto espiritual como emocionalmente. Hay que ayudarlas a recobrar el sentido de la realidad, pues en ese momento las personas no entienden el por qué tal cosa ocurrió o se preguntan por qué les ocurrió precisamente a ellos. En muchas ocasiones sólo la presencia del ministro de Dios es suficiente para traer esperanza a los dolientes.
 
“En situaciones de esta índole, donde hay que notificar a las personas que han perdido un ser querido o en que hay que celebrar un servicio fúnebre, todos esperan escuchar el capellán. La voz, la presencia y las palabras del capellán siempre infunden profunda paz al corazón de los soldados y sus familiares. Para mí este es el momento donde Dios nos toma y nos usa como instrumentos para influenciar en sus vidas.
 
“La única diferencia entre un capellán y un pastor o ministro secular es que el capellán es además un soldado, un oficial militar. Un soldado se preparar para ir al frente de combate; también el capellán debe ir al frente de combate con su tropa. En ocasiones no vamos a los lugares peligrosos donde entran los soldados, pero en otras ocasiones sí. El capellán no toma armas. El capellán no un combatiente. El capellán tiene un asistente que vela por su seguridad en todo momento, incluso cuando tiene que ir al frente de combate. El capellán es también un oficial con rangos que pueden ir desde capitán hasta general, puesto que es promovido como cualquier otro soldado, y esto le da la capacidad para ensanchar su presencia de autoridad. Cada escalón trae consigo retos y oportunidades para crecer como ministro y como persona”.

José L. Serrano está escribiendo sus experiencias de guerra, pero entretanto acaba de publicar Una vida transformada [ChristianEditing, 96 páginas], un sustancioso estudio de las Escrituras que establece las bases para conseguir una vida victoriosa.

Apunta el capellán sobre este su primer libro: “Muchos creyentes permanecen mirando las cosas con un lente antiguo. El lente con el cual solían mirar la vida; el lente de una conciencia empañada por el error. Creyentes enteramente moldeados al mundo natural, que no perciben las cosas que pertenecen al reino de Dios. Este libro es el resultado de las enseñanzas de la Palabra en ese sentido, aprendidas por medio y la obra del Espíritu Santo y a través de mi caminar con Dios por los últimos veintisiete años”.

8 Responses to "Un pastor en tiempos de guerra"

  1. quisiera ser voluntaria en las naciones unidas en algun programa social soy capellan internacional soy cristiana y amo las misiones no hay problemas para ir a otro pais ,bendiciones y quisira comprar el libro.

  2. Obispo Dr. Ulises Piñango · Edit

    Le bendigo en el nombre de Jesús, yo tambien soy Pastor Military Capellan Instructor de Derechos humanos y me gustaria servir como Capellan en USA o la ONU y por suouesto resivir la bendición de su libro

  3. Me gozo en leer su escrito en su website, desearia poder comprar su libro de capellania, creo que me serviria de ayuda, pues estoy ayudando a mas de 60 capellanes cono guia, ruego su contestacion y deseo exito en toda su carrera. ¡Dios le bendiga!

  4. Dios bendiga aquellos que han entendido su lugar en la historia espiritual de la humanidad.
    soy esposa de un capellan de un hipodromo y a su oficina llegan tantas personas con multiples necesidades, tantos fisicas, materiales y espirituales, solo la compasion por la gente el deseo de servicio nos leva a ejercer este ministerio.
    arriba pastor Serrano que su galardon en grande alla en los cielos

  5. Me gustaría ser capellán pero no sé si me aceptan por la edad y en español. Tengo 58 años, soy licenciado en psicología y master en teología. También he publicado algunos libros y vengo ejerciendo el pastorado desde 1983. Soy casado y tengo dos hijos.

    Cordiales saludos

    Sixto

  6. No solamente el Dr. Serrano sirve como capellan en la base Ft. Wainwright, sino que tambien preside una pequeña congregación llamada Centro Cristiano Casa de Alabanza, aquí en Fairbanks. Un grupo de unas 50 personas que semanalmente se alimentan con las predicas del Dr. Serrano y su esposa Lida…El libro «Una vida transformada» es una bendición para todo aquel que lo lea, se lo aseguro. En mi a despertado esa transformación deseada, se lo recomiendo.

    Gracias,
    Rafael Armstrong

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