La tercera guerra mundial del libro, ¿quién gana y quién pierde?

Jorge Julio Gonzalez¿Quién lo duda? Estamos en medio de una guerra mundial por el dominio de los libros, quizás la última frontera de la dignidad humana. Cada día magnas contiendas y pequeñas escaramuzas se libran con ardor por repartirse el botín de las utilidades, con las consiguientes pérdidas, los triunfos dudosos y un inmenso desconcierto entre autores, editores, distribuidores y lectores de libros.

¿Cuáles son las causas de esta guerra? Todo parece indicar que se trata de un global reacomodo industrial y tecnológico en las maneras de hacer las cosas, que como toda revolución acarrea dolores de parto. Grandes inventos han precedido estas singulares conflagraciones en la historia del libro: la imprenta en el siglo XV, el libro de bolsillo en los años 40, y ahora más recientemente el libro digital (ebook) con sus formas todavía más rápidas y baratas de publicar y comprar.

¿Quiénes son los contrincantes? De una manera u otra todos estamos involucrados en esta guerra, pero los protagonistas más visibles son las grandes corporaciones de la tecnología digital contra los históricos conglomerados editoriales.

¿Por qué están peleando? Como toda guerra, por intereses económicos, muchas veces disfrazados de altruismos revolucionarios, como la actual feroz batalla por los precios del ebook.

¿Quiénes han muerto hasta ahora? Pereció el librero tradicional, un conocedor que guiaba por la tienda al comprador indeciso; murieron las propias librerías físicas, casi desparecidas, y hasta el usual editor de libros, con su entrenado olfato para distinguir entre la buena y la mala literatura. También se pueden contar como bajas de esta guerra una legión de trabajadores de la industria, que han quedado sin empleo luego de la repentina fusión de muchas casas editoras.

¿Quiénes están moribundos? Todavía grandes y pequeñas editoras tradicionales caerán víctimas de la contienda. Pero sobre todo agoniza el buen lector, desorientado y tambaleante ante la trivialidad que le ofrece la situación.

¿Quiénes están venciendo? Hasta ahora hay grandes ganadores, como el propio Amazon y otras plataformas surgidas de las nuevas tecnologías; también dudosos ganadores, como el escritor indocto que se ilusiona sólo con publicar a toda costa; y muchos oportunistas y seudo editores, que proliferan como moscas y sacan provecho de la confusión reinante.

¿Quién ganará finalmente la guerra? Esperemos que, al final, cuando todos estemos agotados y el nuevo mundo se haya repartido entre los beligerantes, sea el libro, y la literatura universal quienes hayan triunfado.

4 Responses to "La tercera guerra mundial del libro, ¿quién gana y quién pierde?"

  1. Jorge, no había encontrado este artículo hasta hoy, y me pareció excelente; como todas tus reflexiones, acertado, preciso, incisivo y removedor. Una pregunta: los autores, ¿dónde quedamos en esta guerra?
    Un abrazo desde Montevideo, y muchas bendiciones del Señor Jesús para ti y tu familia.

  2. Este escrito me hizo recordar mis comienzos en la industria editorial, cuando los linotipistas y tipógrafos se aferraban a la idea de que la impresión ofset nunca podría ocupar el lugar de lo que en realidad era una tradición centenaria. El paso del tiempo los arrasó, y aquellos que no cambiaron de tecnología fueron desapareciendo lánguidamente y sus preciosos equipos (porque en verdad eran hermosos) quedaron convertidos en piezas de museo en el mejor de los casos, o en chatarra casi siempre. Posteriormente con el vértigo del desarrollo de los computadores, las artes gráficas, como tantos otros oficios, pasaron a convertirse casi en un apéndice más de las nuevas tecnologías y la industria que conocimos difícilmente podría reconocerse en este universo digital.
    No sabemos que nuevo desarrollo sacudirá el entorno en el que nos movemos, pero lo cierto es que en un mundo hiperconectado, se imponen los entornos colaborativos, las redes sociales y la aparente gratuidad de la información de poca calidad que provoca que el buen material deba ser descubierto con la paciencia del minero en el socavón, apartando la tierra del oro,y es allí, donde debemos estar atentos, para descubrir aquello que es valioso para disfrutar, recomendar y difundir.

  3. Qué alegría me ha causado encontrarte en Internet y tú dedicacion a «pensar» en la difusión del libro, si supieras q. después de jubilada he trabajado en la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí dando a conocer parte de lo allí conservado y tuve una vez más la oportunidad de tocar y «oler» páginas, claro.
    Disfruté los pocos comentarios tuyos que he podido leer por este tiempo en Internet, estoy en Asturias con mi hijo menor, que me dio el tercer nieto. Claro que también Int… me llevó a otros, como Harold !no me sorprende!, además lo leí en la UPEC, también a Bernardo Marqués, en fin… veo a antiguos colegas, pero de ti siempre tendré buenos recuerdos, gratitud, y mucho cariño. Sigue ahí, cuídate y no olvides a tus antiguos amigos. Ah… se me olvidaba, aquí me regalaron un e-book, es más cómodo, ja…
    Rosario

  4. Estamos de acuerdo con todo y como se trata de una guerra, todos los contendientes deben ponerse las pilas. Las primeras las pequeñas editoriales que pueden acabar como los libreros (ambos muchas veces responsables de que los libros desconocidos lleguen a los estantes).
    No podemos olvidar que literatura es cultura y aunque sea un negocio que mueve mucho dinero no sería nada si no existiese la necesidad de leer, y es justamente a ésa necesidad a la que debe aferrarse el sector para mejorar y sobrevivir.

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